Recuerdo aquella llamada a mi mujer, cuando eras Consejero de Sanidad en el equipo de Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Aquella llamada inició nuestra relación y vivencias compartidas en todos estos años, especialmente en la etapa que los vecinos de Guadalupe en las urnas y los Concejales elegidos con su voto mayoritario quisieron que fuese el Alcalde de todos. Siempre decías que tenías claro que algún día llegaría a ser Alcalde de este precioso pueblo, muy especial para ti en lo personal y también en lo institucional. Y así fue, como intuías y como felizmente viste realizado y de lo que te sentías muy orgulloso, como lo transmitías en muchas ocasiones.
Muchas veces estuviste a mi lado,
porque además ya conocías que era una persona perseverante y que insistía en
mis peticiones. También sabes que nunca te comprometí en nada, a pesar de la
cercanía y la amistad.
La última vez que coincidí
contigo personalmente fue en nuestro querido Guadalupe, con motivo del Día de Extremadura
del año 2024.
En el último mensaje de whatsApp
que me enviaste me preguntabas por tu querido fray Guillermo, Guardián del Monasterio,
y sobre todo me comunicaste tu deseo de visitarle en su nuevo destino cacereño.
Necesitaría muchas palabras para
narrar todos los momentos buenos y malos compartidos. Todos los abrazos y besos
que nos dispensábamos en nuestros encuentros, porque era tu forma de expresar
tu cariño y tu amistad, y porque los mensajes y condolencias que circulan “a
mares” por las redes sociales en estas últimas horas, así como las fotografías
que acompañan a estos dan Fe de estas afirmaciones.
Desgraciadamente esos abrazotes,
como tú decías, se mantendrán en letargo, hasta que algún día volvamos a
encontrarnos. Mientras tanto, cuida de todos como siempre has hecho. Sabes que
tu deseo de vivir se cumplirá porque nunca morirás en nuestra memoria y en
nuestros corazones.
Gracias por todo compañerito, Vuela alto.
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