Hoy se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer Rural. Hay quien opina que esta jornada resulta innecesaria al existir ya otras fechas señaladas para reivindicar la igualdad de las mujeres. En mi opinión nada sobra ni es accesorio. Todo toque de atención hacia el papel de la mujer en nuestra sociedad es poco, y si el ámbito es el mundo rural, este hecho se precisa más acuciante si cabe. A continuación expongo alguno de los argumentos:
Parece evidente que la desigualdad de género en el mundo rural, en espacios poco poblados y con carencia de servicios básicos y asistenciales, hace que nuestras mujeres, las que viven en pueblos pequeños sufren más si cabe esa falta de reconocimiento y apoyo institucional que en muchos casos requieren y necesitan.
Las mujeres rurales sufren con mayor intensidad las consecuencias de la precariedad en el empleo, la brecha salarial y la falta de oportunidades que supone el tener asignados algunos roles en exclusividad, que tienen que ver con la maternidad, las tareas del hogar o el cuidado de personas mayores y dependientes del entorno familiar. También y en ocasiones, la atención y apoyo sin reconocimiento expreso en las tareas agropecuarias, a pesar de los esfuerzos que se han venido realizando desde las Administraciones en la titularidad compartida de las explotaciones.
Ni qué decir tiene que si además la mujer sufre alguna discapacidad del tipo que sea, la desigualdad se magnifica y coarta las aspiraciones y oportunidades con respecto a zonas urbanas o de mayor implantación de servicios.
Parece lógico pensar que quienes hablan y repiten el concepto de "España Vaciada", mirando hacia el mundo rural, deben detener su atención en la mujer y focalizar su acción en políticas de conciliación, mejora de la empleabilidad y también incentivos a la natalidad y mantenimiento del hogar, además de planes de formación específicos para ellas, que apoyen y ayuden al emprendimiento de nuestras mujeres y especialmente las más jóvenes, muchas de ellas con talento sobradamente contrastado que, debería retenerse en nuestros pueblos.
La mujer rural debe ser el centro de cualquier estrategia de lucha contra la despoblación, como eje catalizador necesario para la familia, la educación y también, la identidad y apego hacia un territorio, que motiva y estimula el asentamiento y permanencia en él.
Por su importancia, protagonismo y especial influencia en el mundo rural, celebremos este día con perspectiva de género y también con el reconocimiento a quienes tienen un papel crucial para la transformación socioeconómica de nuestros pueblos.
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